Mi amá nos decía siempre que fuéramos prudentes. Nos recalcaba, con ese tono magnánimo de mujer santa, que lo primero que Dios castiga, es el hocico.
Mi Lupe es igual, aunque con más barrio: “Ándese con cuidado, no escupa pa’rriba”, advierte la doña en cada minuto crítico de mi vida con sabihondez de mercado.
La mera jefa en chef de mi cocina dice juiciosa que, si no le creo, voltee a ver a Morena, el más claro ejemplo de lo que es una “rompida de hocico”.
La desesperación de Godoy y sus esbirros, léase Ruli my baby, es entendible, el pobre Bebé Juanito nomás no levanta, ni la marca le ayuda, su declive es espantoso para lo que se esperaba de él, ¡qué gacho ha de sentir!
Ni todas las trampas del mundo le han ayudado al hijo putativo del exgobernador que dejó en Michoacán la deuda más grande de toda su historia: más de 8 mil 770 millones de pesos en poco más de tres años de gobierno, imagínense si don Leonel se echa el sexenio completo, ¡valemos maus!
La desesperación de Morena la gritan todos los que andan abriendo la boca soltando sal y veneno: Giulana Bugarini, Juan Carlos Barragán, el propio Bebé Juanito Ramírez, Chela Andrade (esa misma que instaló a Pantoja en la nómina de la SEE en calidad de aviador); Selene Vázquez y todos esos otros que se han servido del servicio público, olvidándose de su obligación.
Ora resulta que son inmaculados y que no rompen ni un huevo y ahí salen a chillar: “Silvano me sacó la lengua, me dijo utito, me amenazó…”, y sigue la cantaleta: “tiene amenazados a los trabajadores del estado para que voten por el PRD, usa a las dependencias de gobierno para contar votos ¿?”, y siguen y siguen, creyendo que la gente es tonta, que no tiene criterio ni memoria.
Morena y sus esbirros en Michoacán se dieron golpes de pecho y sangraron a chorros cuando se mordieron la trompa, dice a carcajadas mi Lupe golosa.
Más tardaron en soltar veneno cuando desde la Secretaría de Cultura municipal publicaron sendos posteos de apoyo a la campaña de Ramírez; “fue el programador”, dijeron en un intento de disculpa y explicación pública.
Bebé Juanito y el Pérez-Negrón, el culix que apoyó suspender los apoyos a niños con cáncer, saturaron con propaganda electoral el equipamiento urbano, a pesar de saber que es un delito y les vale.
Morón sigue usando las oficinas de la policía municipal como estacionamiento y servicio mecánico privado a pesar que ya no es alcalde en funciones. ¿Y qué tiene?
Mi Ruli tiene además pacto con el sindicato mayoritario del municipio, para obligar a los trabajadores, ahí sí, a asistir a los eventos de Morena, la advertencia es clara: si no lo hacen se quedan sin prestaciones y hasta sin chamba y no lo digo yo, lo dicen los propios sindicalizados del SEMACM, cuyo líder tiene en la planilla de Iván Pérez incluido a su retoño como candidato a regidor.
Y juran que Charly Bizcocho Herrera y su repunte no les preocupa. Mi Lupe no deja de reír a carcajada abierta; hipocresía pura, dice. ¡Ay la hipotenusa!