Día de asueto: «Así no mi Rulis»

Rosamaría Sánchez Rincón

Morelia, Michoacán, a 20 de julio de 2020.- Con el Jesús en la boca, mi Lupe intentó por todos los medios no encabritarse. Sacudió con fuerza cada centímetro del viejo sillón color chocolate, lo roció con la espuma limpiadora y lo talló hasta dejarlo punto menos que impecable. Se miró las manos y escupió sobre el cubrebocas: ¡pinchi gente!

Mi maestra limpia agarró de nuevo el teléfono que, por enésima vez, había dejado sobre la mesa y miró el video que pomposamente promovió hace unos días el ayuntamiento y varios de sus funcionarios; la imagen es clara: la ruidosa retroexcavadora desplaza hacia abajo su enorme brazo con un hombre vestido de verde y negro sobre la “cuchara”.

A tres metros de la superficie, más menos, se baja y desaparece en el drenaje y del agujero comienza a salir basura, maleza y tierra.

Es el dren Arroyo de Tierras, uno que siempre se inunda en temporada de lluvias, y el hombre cuyo trabajo fue presumido por la comuna “por instrucciones del presidente…”, es un trabajador de la dirección de Residuos Sólidos que bajó al negro agujero sin protección.

No llevaba guantes, cubrebocas, gorra y mucho menos botas adecuadas. Nada. En plena pandemia por el COVID-19, con Morelia cerrando como el segundo municipio con más casos del SARS-CoV-2, con 1,114 enfermos al 20 de julio, el empleado fue obligado a palear los desperdicios ajenos sin más protección que la del Espíritu Santo.

Sólo en la semana previa, la tercera de julio, una de las más difíciles para la capital michoacana, autoridades sanitarias confirmaron cerca de 200 casos y 19 decesos; a pesar de ello, las calles de la cantera rebosan de gente sin cubrebocas, a los transportistas les vale lo mismo que a don Rulis y los comercios, salvo los triple x que ya fueron visitados por la autoridad municipal, cumplen a medias las recomendaciones difundidas.

Y mientras Morelia amenaza colapsar y convertirse en otro puerto de Lázaro Cárdenas, que cerró al 20 de julio con 2 mil 509 casos, su edil se desvive en sus muchos viajes a la capital del país buscando la validez de Los Pinos en sus románticas aspiraciones por la gubernatura michoacana, olvidándose de cuidar el tesoro más preciado que tiene: como funcionario, la población y como patrón, a los empleados del ayuntamiento.

Cual candil de la calle, el adorado Rulis deja la casa en manos de la chachis -me reflejé-; su descuido es tal que una de las tantas reuniones que ha realizado su antecesor, Ponchito Martínez Alcázar, con comerciantes y recolectores, se convirtió en un tóxico encuentro de quejas a diestra y siniestra contra la secretaría de Servicios Públicos; sí, el área más sensible y operativa de todo el municipio en la boca de quienes realizan las actividades más elementales del ayuntamiento.

Otro video recientemente difundido refleja el actuar de un empleado de la dirección de Mercados que es conocido por sus abusos físicos y verbales hacia comerciantes ambulantes; el trabajador goza de la protección de sus superiores y cualquiera de sus actos, por muy vergonzosos que sean, son indistintamente justificados.

Con historias así, mi Lupe llora de la risa cuando lee cómo su futbolista llanero favorito dice que quiere ser gobernador y que tiene con qué, cuando en todas las encuestas aparece como uno de los peores alcaldes de México.

La firma consultora C&E Research y Demotáctica presentó hace días su 5to. Ranking de los mejores y peores alcaldes de las 57 ciudades más importantes de México y el adorado tormento de mi Lupe aparece en el lugar 46 con una calificación de 38.2 en su desempeño; bien reprobado pues el hombre que aspira a suceder a Silvano Aureoles en el Solio de Ocampo.

La metodología aplicada fue de 400 encuestas telefónicas no roborizadas en cada ciudad incluida en la consulta, para llegar a las 22 mil 800 participaciones ciudadanas, que es “la muestra más grande que hemos realizado en esta Casa Editorial. El margen de error es de 4.5% y la confiabilidad del 95%”.

El alcalde mejor posicionado fue Enrique Vargas del Villar, de Huixquilucan, Estado de México, con el 66.6 por ciento de aprobación. Por cierto, entre los diez más mejores, destacan en las posiciones 4ª, 5ª, 6ª, 8ª, 9ª y 10ª, seis mujeres: las presidentas de Cancún, Quintana Roo, María Elena H. Lezame Espinoza; de Guadalupe, Nuevo León, María Cristina Díaz Salazar; de Chihuahua, Chihuahua, María Eugenia Campos; de Reynosa, Tamaulipas, Maki Esther Ortíz Domínguez; de Aguascalientes, Aguascalientes, Tere Jiménez Esquivel y de General Escobedo, Nuevo León, Clara Luz Flores Carrales. Puras women, pues. ¿Por qué no ir pensando en un perfil así para Morelia?

De cara a los comicios del próximo año, don Rulis deberá acelerar el paso si es que quiere, por lo menos, figurar en las boletas comiciales y no quedarse con las ganas. Se le olvida que, para esa fecha, la ola de don Pejecito será mera historia y que, además, la imagen presidencial sigue en franca caída, por lo que no contará con ese apoyo.

Para presumir capacidad, la historia se debe empezar a escribir desde casa y eso obliga a ajustes urgentes y necesarios en áreas estratégicas del ayuntamiento y, sobre todo, que el jefe de jefes despache de vez en vez, desde la oficina de Allende.

LO ULTIMÍSIMO
La semana pasada les conté la historia de Alexis y el accidente que costó la vida de cinco personas y muchos se ofendieron. Hace un par de días, un docente chocó, trató de huir y, en su locura, subió la banqueta, arrolló y mató a una mujer que esperaba en la parada de camiones, tampoco faltó quien lo defendiera en las benditas redes sociales.

A mí me queda claro que la imprudencia es la antesala de las desgracias. Aunque se enojen, si siguen pensando que un accidente es “un accidente” y que sólo por eso hay que justificarlo, estamos más que jodidos Batman.

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